This Boy... #141
Al
salir fuimos a comer algo de nuevo para volver a casa, apretados en esa
camioneta donde todo era alegre...
Y
así en días posteriores todos, absolutamente todos, pasábamos mucho tiempo
juntos, entre idas a la casa de Paul en los ensayos, carnes asadas cortesía de
la familia Harrison, tardes de “té” en casa de John, noches de música y vino en
casa de Stuart, visitas al museo con entrada gratuita gracias a Chlöe; comidas
en casa de Oliver y acampadas sugeridas por Michelle y Sofía.
Pronto
hubo una racha de tocadas de los chicos a lo cual llamaron “gira”, gracias a
las ferias celebradas en distintos puntos de Liverpool los chicos pudieron ir a
presentarse con la banda en más de cinco lugares, nosotras siempre éramos
invitadas y bailábamos hasta el cansancio. A veces íbamos a nadar al lago,
aquel lago donde tiempo atrás Harrison había conocido a la desaparecida Emma,
quien salió a la conversación mientras comíamos; él se sentó a un lado mío y
robó un poco de mi plato.
-Aquí
conocimos a Emma- yo solté una risita
-¿Y
qué ha pasado con ella? ¿Van bien?
-No
entiendo...
-Tú
y ella...
-¿No
te lo dije? Ella y yo no tenemos nada que ver, me botó al día siguiente en que
nos vimos en ese bar ¿recuerdas?- contestó riéndose
-¿Y
qué te resulta tan gracioso?
-Que
tenías razón, Brand... y que estaba muy molesta cuando me mandó al
carajo.-ambos nos reímos
-Ya
habrá alguien entonces
-Supongo
que sí- agregó
-¡Pues
chiflando y aplaudiendo!- gritó Lennon –es hora de largarnos, si seguimos aquí
terminaremos color langosta...- decía porque el sol ya había hecho mucho con
sus rayos.
-Tienes
razón- contestó George, levantándose y ayudándome a levantarme, comenzamos a
aguardar las cosas.
-¡Ustedes
dos! ¡Si pasarán a tercera base háganlo en su casa porque sus partes deben ser
unas pasas que no se antojan!- gritó un indiscreto John a Oliver y Chlöe que
estaban muy metidos en su rollo, todos reímos y ellos también. Paul ayudó a
Sofi a guardar sus cosas y le ayudó a peinarse, Michelle ya tenía sus cosas en
el auto y Stuart revisaba que no quedara nada tirado que pudiésemos olvidar.
Todos
subimos a la camioneta que ya era una más del grupo y se dio la repartición de
individuos en sus hogares; al final del día me sentía satisfecha. Esa noche
recibí la llamada de mi madre.
-Hija,
disculpa estar siendo tan insistente con las cartas y las llamadas. Te tengo
nuevas noticias, en pocas semanas partiremos y el lugar será sorpresa.
-¿Cómo
que sorpresa? ¿En cuántas semanas?
-Pronto
te lo diré, ahora sólo quiero que atiendas los asuntos de la lista que te envié
¿de acuerdo? Descansa hija, te quiero...
Ohhhhh puta madre señora no se la lleveeeee!!!!!
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