Thank You Girl... (1° parte)


Inglaterra, querida y fría Inglaterra, siempre es un placer volver a ti, pero ¿quién no estaría contento de volver a casa? Máxime si llevas dos años andando por toda Europa en una gira con presentaciones que te tienen preso de avión en avión, hotel en hotel... pero así sería de ahora en adelante, más bien hasta que aquel sueño concedido terminase.
Brian Epstein nos conoció al visitar La Caverna, sitio que se volvería nuestro hogar musical desde que volvimos de Hamburgo, todos nos creían alemanes y se asombraban al ver lo bien que “dominábamos” el idioma local, asunto que nos causó risa hasta que se volvió odioso y reiteramos hasta el cansancio ser de Liverpool. Pero volviendo a la suerte que conocer a Brian nos trajo, nos condujo posteriormente a audiciones en distintas disqueras que siempre nos pateaban el culo con sus negativas, sufrimos tantas que perdíamos la fe y yo me resignaba a vivir como electricista fracasado en la música; pero ahí estaba, un tipo delgado, alto y muy educado que usaba la goma que fuera suficiente para mantener su cabello rubio peinado hacia atrás.
George Martin nos dejó terminar la audición, se reunió con nosotros sin emitir comentario alguno hasta que después de mantenernos en la incertidumbre el muy cabrón dijo “no me gusta su música” a lo que contesté “y a mí no me gusta tu corbata”, él esbozó una tenue sonrisa en su rostro, muy divertido al parecer; nosotros nos cocíamos en nuestro propio enojo y decepción ya que antes también nos calificó como basura... hasta que antes de que Troya comenzara arder agregó un “pero sus chicos me agradan, son muy carismáticos”. Moraleja: nunca dejes de comportarte como un tarado, nunca sabes cuando un tipo engominado querrá contratarte.
Firmas aquí, grabaciones por allá y The Beatles ya sonaban en la radio. Teníamos un contrato, nuestro primer álbum en las tiendas y así una cosa llevó a la otra hasta tenernos grabando un segundo álbum titulado “With The Beatles”. Un rotundo éxito en casa y lugares aledaños al Reino Unido y volviendo al inicio, un montón de giras que te hacen apreciar cada regreso a casa. Y después de tanto tiempo volvíamos, y yo al fin en Londres conduciendo un auto buscando una dirección anotada en un pequeño trozo de papel, escrito con mi horrible letra; una vuelta aquí y un semáforo más adelante, una avenida discreta y al fin un lugar para estacionarse.
Bajé emocionado, con comida y regalos en mano, subiendo las escaleras del condominio y tocando la puerta de aquel departamento que desde su ubicación prestigiosa ya anunciaba ser elegante, discreto y amplio... un lugar donde la calidez se percibía desde la puerta aunque estuviera cerrada.
Y así, torpe y animado toqué esa puerta que pronto atendieron.
“Since she's been gone  I want no one  to talk to me 
It's not the same  but I'm to blame  It's plain to see...
So go away and leave me alone don’t bother me...”
-¡Vaya, vaya! Pero qué clase de música se escucha en estos días- grité mientras entraba al departamento haciendo sonreír ampliamente a quien estaba del otro lado de la puerta. -He venido confiscar esa música de melenudos- agregué.
La famosa puerta fue cerrada después de ser invitado a descansar en una cómoda sala.
-Tú, el famoso “Beatle”... maldito loco
-Ven acá cariño- dije abrazando a Oliver quien después me abrazó. Tal como lo había escrito en una carta, después de la universidad se quedó a vivir en Londres, ahora era un Arquitecto de renombre en la ciudad, nosotros cumplimos con visitarlo después de cuatro largos años de no vernos, estaba tan feliz, ecuánime y galancito como siempre.
-Quién lo diría, sigo sin poder creer que sean una de las bandas más escuchadas. Estoy orgulloso y me siento honrado por ser su amigo...
-Basta, basta que me harás llorar- dije muy payaso
-¿Y todas estas bolsas?- preguntó sonriente, un Oliver que emanaba nostalgia.
-Son unos sencillos presentes- contesté -en memoria de los viejos tiempos...- De aquellas bolsas saqué cuatro vinos muy costosos y Oliver comenzó a reír, entendió perfectamente que me referí con el gesto a aquella bebida que él y Alison nos invitaban gustosos.
-No era necesario- dijo tomando una botella
-Oliver, nosotros siempre tuvimos en mente devolver aquello que siempre nos compartieron y su muestra de humildad y sinceridad no pasó nunca desapercibida. Es nuestro turno de invitar el vino, amigo- contesté y él sonrió delatando un momento sentimental.
-Entonces... ¿mandaron al carajo a Pete Best por un tipo narizón? Ni siquiera se entiende lo que dice...- Hizo referencia a Ringo y me hizo estallar a carcajadas
-Me golpearon por culpa de ése, tuve el ojo morado durante nuestras primeras grabaciones, jamás tuvo la decencia de agradecerme pelear por él- contesté “indignado” y soltando una risita.
-George, según me dijeron, te golpearon en un lugar donde apenas se distinguían las siluetas, en dado caso te peleaste con el aire, no veías nada.- replicó un Oliver sumamente divertido
-Infeliz...-ambos nos reíamos recreando ese ambiente de camaradería. Así se pasaron dos horas; casi lo hice madrugar pues llegué a las ocho de la mañana a casa de Oliver.
Como sabía que teníamos poco tiempo para realizar visitas, pues pronto iríamos a Liverpool, decidí resumir los acontecimientos más importantes.
Como que John estaba casado con Michelle y ella ya había tenido su primer hijo con él, Ringo por su parte se había comprometido con una chica de nombre Maureen quien era muy fanática de la banda y algún día besó a Paul debido a una apuesta; Paul por su parte emprendió una búsqueda incansable para encontrar a Sofía, esto después de que cierto día viera una chica muy parecida a ella, se le metió tanto la idea en la cabeza que no se detuvo hasta encontrarla, luchó y luchó hasta que ella le concedió una segunda oportunidad y él ahora le demostraba que era una persona decente y que los malos hábitos y comportamientos aprendidos en Hamburgo, al fin habían quedado atrás. Yo, en cambio había visitado los Estados Unidos porque mi hermana se casó en aquel lugar, busqué nuestra música pero en pocas tiendas la encontré y al preguntar decían no conocernos, lo cual me preocupaba porque en el Febrero de ese 1964 (o sea el siguiente mes) haríamos nuestra primera visita al país, como banda.
Al observar la casa de Oliver me encontré con una fotografía, era aquella que nos tomamos todos estando en Blackpool y ahí en bola sonreíamos a una cámara que Oliver había programado para salir también. Todos salvo Ringo aparecíamos en la foto, incluso Michelle, Sofía y Chlöe; me percaté de que John y yo estábamos a los costados de Alison y Stuart estaba atrás de ella, como siempre lo estaba, pareciendo cuidarla. Entonces lo mencionamos y lo recordamos, creando un silencio de luto involuntario. Oliver no pudo evitar un llanto fugaz, él se disculpaba diciendo que cuando supo de la muerte de Stuart por medio de la carta que le enviamos no estaba con las personas indicadas, así que aunque pudo sacar un poco su dolor no era lo mismo ahora estando con nosotros, los amigos; también mencionó que para externar mejor su dolor pensaba visitar Alison y, hasta ese momento escuché de nuevo su nombre y sentirme cerca de Oliver y estando en Inglaterra, las esperanzas de verla se elevaban. Le pedí que me hablara de ella, después de tanto tiempo lejos quería saber a qué se había dedicado.
-Bueno...- contestó con un semblante dubitativo- en la escuela tomó la terminal en Literatura, desde que se graduó además de dar conciertos con la Orquesta de Barcelona, se dedicó a hacer libros de texto para niños de pre-primaria con la finalidad de hacerlos prácticos y didácticos y facilitar el proceso de aprendizaje de lectura y escritura; hace dos años hizo lo mismo con algunas escuelas de aquí, las más prestigiosas y posteriormente quiso probar como escritora de novelas, escribiendo una basada en la carta y el anillo que Stuart le regaló, pero combinado con suspenso.
-¿En serio? Vaya... esa mujer nunca ha dejado de sorprenderme, no sabía que hasta una novela había escrito.
-Sí, de hecho planeaba viajar hasta acá para entregar el resultado final de su novela...- Oliver se quedó pensativo y rascó su barbilla...

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