This Boy...#126
-Pudimos
haber compartido tantas cosas similares- decía sentándose a mi lado, en mi
cama, me miraba directamente a los ojos, me sentía como en esa novela “Lolita”
donde el escritor se siente atraído por esa rareza resultante de la ternura y
la sensualidad de una mujer, que en su caso jodido, era una niña comparada con
él...
Stuart
me miraba de una manera que me hacía sentir extraña, aún más de lo que ya me
sentía, la ternura, la intriga y la timidez se asomaban entre sus pestañas y se
expandían por sus pupilas. Me levanté de su lado, me quité mi chaqueta de
mezclilla y la puse en el respaldo de la silla donde me encontraba poco tiempo
antes, fisgonee una vez más entre los pequeños rincones de su habitación y me
encontré con un discreto tocadiscos.
-¿Puedo?-
pregunté señalándolo, él asintió, lo encendí y me sorprendió escuchar a Edith
Piaf. –No sabía que te gustaba-
-Tengo
este muy común crush con lo francés, especialmente las chicas francesas- hice
una mueca pícara y él rió –no es el caso con Piaf, tiene unas interpretaciones
sublimes y es lo que me encanta de ella.
-¿Quieres
una chica francesa?
-Sólo
son fantasías, Alison, sino se cumplen no importa
-¿Te
gusta el existencialismo francés?
-Sartre,
el padre de tal cuestión
-Era
de esperarse, ¿has leído las ideas de Simone?
-Sí...
no me extraña que tengas fuertes influencias suyas
-Lo
triste es que en el ejercicio de las mismas he sido un fiasco total, ella se
avergonzaría de mí- contesté riéndome
-Qué
bueno que realmente no tienes que complacerla- nos dedicamos una sonrisa
cómplice y posteriormente un poco de silencio, él me miró con detenimiento,
hizo una media sonrisa y miró sus zapatos.
-¿Pasa
algo?
-Quisiera
decirte algo... pero me siento...
-Sólo
dilo, estoy segura que me has dicho cosas peores
-Y
sigues...- me lanzó una almohada
-Y
ahora me agredes- ambos reímos, se levantó y se acercó hasta mí
-Lo
que pensaba era... que no sé de qué manera decirte que... me gusta como luces
el día de hoy, es decir, nunca antes te habías vestido así.
-Es
que no había encontrado algo que me quedara tan holgado, si a eso te refieres-
contesté riendo –pero gracias, también me gusta cómo luces, me gusta tu peinado
sin tanta goma en el cabello.
-Mi
abuelo mencionó lo mismo- caminé hasta su cama y tomé la confianza de recostarme,
él se sentó a mi lado.
-Eres
muy observador, notas los detalles que generalmente son ignorados... me agrada
que hables del outfit y no de mi cuerpo.
-Existen
cosas más valiosas que lo físico y lo material, no sé si me explico
-Completamente y concuerdo contigo- él volteó a verme y se recostó a un
lado mío, me ofreció un cigarrillo que acepté y fumamos al mismo tiempo que
cada quien atendía sus propios pensamientos; Edith por su parte, nos acompañaba
con “La valse de l’amour” y los acordeones evocaban París, sus avenidas, los
cigarrillos y el estereotipo femenino. Esa tarde fue la simulación más bonita
del atardecer en un apartamento en París, en una época pasada, sólo que con
Stuart...
Disculpen las publicaciones casi a cuenta gotas pero he estado pensando cómo dirigir los últimos capítulos de Honey pie para que no queden como cualquier cosa (lo mismo con something). Espero que aún este escenario con estas dos personas no les estén desesperando o aburriendo jaja.
ME MUERO con la escena de simulación de París... En el cuarto con Stu, escuchando a la Piaf, acostados y compartiendo un cigarrillo con el atardecer de testigo 😍😍😍😍😍😍😍😍 Es poca madre... Y no fue necesario que pasara algo más (if you know what I mean).
ResponderEliminarSimplemente me encantó :3 quisiera una tarde así... Pero creo que en vez de eso obtendré una tarde con los alacranes que viven en mi techo jajajajajaa