This Boy...#125

-¿Te arrepientes?

-No del todo, hay cosas que inevitablemente deben ser experimentadas...

Tan extraña como esa plática, era mi sensación sobre el tema frente a Stuart, de pronto recordé que seguíamos siendo Alison Brand y Stuart Sutcliffe, los amigos de John, Paul y George, sujetos con los cuales me vi involucrada... algunos más que con otros; me senté lentamente y mirando hacia el suelo en una de las sillas que Stuart tenía en su habitación, me sentía incómoda, especialmente porque vino a mí la idea de que si ellos se contaban todo, lo más seguro era que él ya habría tenido una reseña de mis actos pasionales con John y George, lo que curiosamente, no me hizo sentir nada orgullosa frente a él.

-¿Qué pasa?- preguntó notando mi semblante

-No es nada...

-Parece que sí, ¿dije algo malo?

-No...- mi mirada continuaba clavada en el suelo, hasta ese momento fui consciente de mis actos, no me ruborizaban los hechos, sino las percepciones resultantes de ellos, parecía una chiquilla indecisa que además permitió que su privacidad fuera divulgada entre un grupo de varones que tienen una buena amistad, que pueden dar opiniones tanto buenas como malas y por ende crueles... ¿qué pensaba realmente este hombre de mí?

-Te noto bastante incomoda

- Recordé a John y George...

-Oh... sé que no has contestado sus llamadas

-No quiero hablar con ambos por el momento

-¿Creí que todo estaba resuelto?

-¿Alguna vez has arruinado tanto una situación, que aun cuando las cosas parecen tener solución, continúas inconforme?

-Sí...

-Así es como me siento

-Lamento haberlos mencionado

-No es cosa tuya Stu... mejor pasemos a lo interesante- ella miró hacia las mesas intentando encontrar aquel tesoro que ya era mío por herencia. Deseaba por todos los medios quitar ese mal sentimiento de Alison, me levanté y de uno de los cajones saqué la carta y el anillo, me acerqué hasta ella y los coloqué delicadamente sobre sus manos, ella volvió a leer la carta y pudo apreciar de mejor manera el anillo. Los observó con detenimiento y suspiró.

-Qué idílica situación, es lo más bonito que me ha pasado en cuanto a experiencias con reliquias- dijo sonriendo

-Me alegra el aprecio que le tomas a este tipo de cosas

-Pudimos haber compartido tantas cosas similares- decía sentándose a mi lado, en mi cama, me miraba directamente a los ojos, me sentía como en esa novela “Lolita” donde el escritor se siente atraído por esa rareza resultante de la ternura y la sensualidad de una mujer, que en su caso jodido, era una niña comparada con él...

Siento que he subido fotos ya muy vistas de Stu y además recicladas, pero hay tan pocas... o quizá no soy perseverante en mi búsqueda. 
Levante la mano toda persona que piense que estos dos deberían besarse, casarse y tener muchos hijos jajaja ok ya. Me enfocaré en esta historia para leer pronto el fin que a como lo pienso, ya casi no falta nadita. 
Gracias por sus comentarios, bebé Sofi y Miss Roquet