This boy...#122

-Demonios, no debería estar tan nervioso- el timbre sonó de nueva cuenta y respiré hondo, abrí y ahí estaba. Curvó sus labios delatando una sonrisa amigable, dio dos pasos hacia adelante y me saludó.

-Hola Stuart- dijo en una voz un poco traviesa, yo sonreí entendiendo que le parecía divertida aquella cordialidad entre ambos que aún parecía forzada...

-Hola Alison, pasa- Ella entró y comenzó a observar mi vieja y rechinante casa de tres pisos, heredada por los ancestros de la dinastía Sutcliffe; nos dirigimos hacia la sala y ella seguía observando con cierta curiosidad mientras el silencio era interrumpido por el rechinido que provocaban nuestros pasos en el suelo de madera que era cubierto por tapetes. Yo aprovechaba su exploración visual para hacer la propia... ella vestía de una manera en que no había visto a otra chica vestir; vestido oscuro aterciopelado, manga larga/cintura alta... a mi madre le oí llamarle “tipo imperio” o imperial, para el caso la idea era la misma; llevaba unos zapatos que ella misma llamó bondage boots en color miel, antes mencionando que sus, ligeramente, regordetas piernas, estaban cubiertas con lo que parecían ser pantimedias (o medias. Eso se podía saber de un sólo modo) de color negro, además de una chaqueta de mezclilla muy femenina, cuyo corte no podría describir más que “chaqueta de mujer”.

Encontré aquello un poco curioso ya que yo también vestía totalmente de negro, salvo por mis botas de ante que eran de un café un poco más oscuro que el de los botines de Alison, no llevaba suéter porque adentro de la casa no se sentía frío. Cuando ella tomó asiento en uno de los sillones tipo colonial y verde esmeralda, experimenté una extraña sensación al ver cómo ella miraba una carpetita de encaje con la que mi madre adornaba la mesa de centro, me sentí un poco... avergonzado porque por mi mente rondaba la idea de que seguramente ella pensaba en lo vieja que era mi casa  en comparación a la espaciosa y hermosa casa moderna en la que vivía con sus tíos y, si así era la de ellos, no quería imaginar entonces la de Alison... además que ella no había emitido ningún comentario desde que entró y llegó hasta la sala.

-¿Te ofrezco algo? ¿Té? ¿Un refresco? O simplemente agua- lo único que deseaba era acabar con ese terrible silencio.

-Creo que por el momento aceptaré un poco de agua, no sé por qué es que me dio tanta sed- contestó en un tono amable. Mi paseo de la sala a la cocina y de regreso fue rápido, le di su vaso y me senté en el sillón contiguo, acto por el cual ella hizo una media sonrisa.

-¿Qué?

-Nada importante, es sólo que... el que te sentaras “hasta allá”, estando sólo tú y yo en esta sala, me pareció divertido.

-¿Estás insinuando que evito algún tipo de cercanía física?

-Te diría que no, pero al ver esa replica de muralla China con que se expresa tu lenguaje corporal, no puedo mentir.- dijo riendo y al observarme noté que cruzaba la pierna al igual que mis brazos, la miré de nuevo y ella seguía bastante divertida.

-Lo siento- contesté con unas risas plagadas de nervios y vergüenza; me senté a un lado suyo y ella apartó su bolso café oscuro en piel, para dirigir su postura hacia mí.

-Esto es raro, rarísimo ¿No lo crees?...

¡Sofi! fue muy bonito verte comentar de nuevo, y sí olvidaba que ya estabas bastante enterada de lo que continuaba en la historia y yo pasándote las mil páginas. Doris, creo que este capítulo tampoco te causará diarrea o algo similar por los acostumbrados corajes xD. 

Bonito domingo